Se dan cambios significativos. Destacan las dinastías XVIII (marcada por el reinado de Amenofis IV(Akenatón), con el que la capital cambia a Amarna), XIX (marcada por Ramsés) y XX, tras la que vuelve un periodo de crisis. Y hay un gran ascenso en los dioses venerados en Tebas (la nueva capital), y sobre todo de Amón. Cada ciudad solía tener una triada de dioses: en Tebas eran un padre (Amón), una madre (Mut) y un hijo (Knonsu).
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